martes, 28 de julio de 2009

Sopa de letras

A L. no le gustaba su actual vida, recordaba su anterior vida relamiéndose, en aquella vida navegaba por mares de chocolate de inigualable sabor y de tal espesor que luz no podía atrevesarlos , ahora su vida consistía en saltar de cuadrado en cuadrado, como un niño salta sobre los charcos con sus katiuskas nuevas, pero L. no tenia katiuskas y cada noche llegaba a casa empapado y estornudando.
Le habían escrito una gran S en el pecho con tinta de calamar, en la entrada al garaje en el que guardaba su coche, brum brum brum. Hora de saltar a un cuadrado.
Interpretaba monólogos delante de personas poco interesadas en sus palabras, palabras llenas de saliva, letras que se quedaban pegadas en sus labios y no terminaban de salir, gotas de sudor con puntos y comas que pasaban de largo, su monologo era un gran párrafo sin puntuar.

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